Andrea
Andrea tiene 30 años y desde el inicio de la pandemia vive con su perro en el pueblo donde nació. Tiene una beca postdoctoral y ansía entrar pronto a la carrera de investigación, un puesto de trabajo estable en su país. Se preocupa porque es evidente que no va a llegar con los dos papers que tenía pensado terminar el próximo mes. Andrea trabaja más horas de las que debería pero disfruta lo que hace, excepto porque pasa demasiado tiempo frente a la computadora y sin mucho contacto social. Su equipo de trabajo es chico y en general trabajan de forma remota. Le gustaría ser parte de espacios laborales con mayor interacción, pero las reuniones por Zoom no logran enganchar a sus colegas. Entre los tiempos de viaje y la dificultad para acceder a publicaciones y participar de congresos por limitaciones económicas y de idioma, muchas veces siente que queda fuera de todo.
La meta de Andrea es poder vivir de investigar, que es lo que le apasiona. Pero, como tantas personas de su generación, no deja de preguntarse qué pasará si no logra entrar a la carrera de investigación. Decidió evaluar alternativas que le permitan seguir en contacto con la academia y le entusiasma acabar de ganar su primer concurso docente. Tomará un cargo de docente titular de la materia Econometría Espacial de una Maestría de Negocios en una universidad privada de su provincia. Sabe mucho sobre el tema que va a dictar pero no tiene formación docente y necesita herramientas para poder transmitir los contenidos de forma eficiente, tanto si le toca dar sus clases en forma remota como si acaba mudándose a la capital para dar clases presenciales.
Es responsable y quiere hacer muy bien su nuevo trabajo docente, pero será su primera experiencia y necesitará ir actualizando los contenidos sobre la marcha de la cursada. Se preocupa porque su materia es poco popular y teme no motivar a sus estudiantes. Le encantaría proponer un formato de clases con modalidad híbrida, aunque se imagina una carga de trabajo tan demandante y un estándar de calidad tan alto que sólo pensarlo le genera más estrés. Está en búsqueda de una mano salvadora que le dé los consejos justos para definir prioridades y establecer una hoja de ruta clara hacia espacios de reunión más activos y eficientes.